
Cuando mantenemos una conversación con alguien podemos “contestar o reaccionar».
Contestamos cuando estamos escuchando a nuestro interlocutor y seguimos una secuencia de preguntas y respuestas que tienen un hilo conductor y que se convierten en una especie de «baile conversacional» consiguiendo que las personas que están manteniendo dicha conversación empaticen y amplíen sus respectivos enfoques mentales.
Por otro lado, en ciertos momentos ( quizás mucho más a menudo de lo que nos gustaría ) en lugar de contestar lo que hacemos es reaccionar a las preguntas que nuestro interlocutor nos hace. Esto demuestra que no hemos sido capaces de desprendernos de nuestro prejuicios y paradigmas mentales y , por lo tanto, no estamos escuchando , sino oyendo, lo que la otra parte nos está contando y que seguimos anclados en nuestro esquema mental no siendo capaces de entender otro ángulo diferente al nuestro.
Y tú, en las conversaciones, personales y profesionales, ¿reaccionas o contestas…?
Antonio Méndez